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Friday, November 12, 2010

¿El Fin del Mundo o el Fin de Temor?

San Lucas 21:5-19


Me pregunto: ¿que piensan ustedes y que escuchan cuando el evangelio se estaba leyendo esta noche? ¿Imaginan ustedes que Jesús está advirtiendonos por esas palabras? Y, si la repuesta es sí, ¿qué es su propósito?

Este pasaje es un buen ejemplo de como podemos hacer una pausa para reflexionar sobre como leer y entender la Biblia. La Biblia es un libro un poquito complejo, por qué en la Biblia hay muchos pasajes cuyo significado no es exactamente lo que se podría pensar.

En primer lugar, San Lucas escribió su evangelio después del acontecimiento posible lo más importante en la historia de Israel, la destrucción del Templo en Jerusalén durante la Guerra Romana. Entonces, cuando los primeros lectores escucharon esta profecía de Jésus, ellos saben que ya había sido destruido el Templo, más o menos así como Jésus habido predicho. La profecía se habia cumplido. Por otro parte, ellos se habían encontrado muchos de los desastres y persecuciones que Jesús habia dicho. Muchos de los Judíos cristianos habían huido a las montañas durante la guerra. Ellos se habían negado a luchar por la causa judía. Y por eso ellos habían causado la ruptura definitiva entre los cristianos y los Judios. Los lectores de Lucas sabían lo que era para sufrir la situación de ser entregado por los padres, hermanos, parientes y amigos. Ellos conocieron gran sufrimiento. Entendieron lo que Jesús describió que ser odiado por todos a causa de su nombre. Las congregaciones que leyeron o escucharon el evangelio de San Lucas supieron todo de eso. Las palabras de Jesús sonaban tan claras como una campana.

Además, Jesús no tenía la intención que sus oyentes tengan miedo de las cosas espantosas que continuarán sucediendo hasta el fin de los tiempos. Al contrario, Jesús daba a su comunidad un razón de tener esperanza y coraje durante las dificuldades y los tiempos dificiles. Tambien el les daba un aviso. No creyan ustedes a todas las personas que van diciendo que el tiempo está cerca para el fin del mundo. Especialmente, no sigan a ellos que usurpa mi nombre diciendo, “Yo soy el Mesías.” Jesús asegura a sus oyentes que hay todo tipo de catástrofes que va a durar mucho tiempo. Ellos no deben ser alterados o extraviados. Se trata de recordar sus palabras. Se puede recordar quiénes son. Se trata de recordar su fe. Ellos no deben ser desviados por miedo.

El propósito del pasaje es inspirar a los nuevos cristianos a mantener centrada, a permanecer fieles durante los tiempos difíciles. Ustedes entienden este mesaje, ¿no? Casi todas las personas en esta congregación han tenido mucha experiencia en tiempos difíciles. ¿De qué piensan ustedes cuando escuchan, “…los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales…”? Supongo que ustedes recordarían el viaje peligroso a EEUU, o imaginarían la situación de vivir sin documentación, con el temor constante de ser arrestados o deportados o peor. Y aunque no exactamente podrían ser perseguidos por causa del Nombre de Jesús, ya saben lo que es tener la fe puesta a prueba.

¿Qué conclusion sacaremos? Que el mayor mensaje de la Biblia se puede decir, “Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá.” Dios nos ama. ¿Por qué tenemos miedo? ¿Por qué debemos dudar su gracia? Su amor por nosotros se manifiesta en la muerte y resurrección de Jesucristo. El punto no es calcular el fin del mundo, sino permanecer firme en la fe a fin de que nosotros podamos ser salvos. Aun no tenemos una causa para ansiedad por eso. Pues, como San Pablo dice en otro lugar, “Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las preubas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó. Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Amen.

© Frank Gasque Dunn, 2010